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Adolescentes alojados en el Complejo Esperanza reflexionaron sobre violencias de género

  • Los centros socioeducativos para mujeres y varones en conflicto con la ley penal, participaron de actividades en el marco de los 16 días de activismo contra las violencias de género.
  • Las actividades en el Complejo Esperanza constituyeron el primer paso del proyecto “Deconstruyendo Masculinidades”, destinado a adolescentes varones en contexto de encierro.

Adolescentes privados y privadas de su libertad participaron de una actividad organizada como parte de la campaña 16 días de activismo contra las violencias de género, para pensar y revisar las desigualdades de género socialmente establecidas.

Por grupos, los jóvenes , junto a sus socioeducadoras y personal directivo, compartieron actividades que suscitaron la reflexión, y el intercambio de opinión y vivencias en base a las propuestas traídas por las educadoras sociales.

“La actividad consistió en dos momentos; un primer momento de puesta en común de las experiencias, comportamientos  y criterios  aprendidos familiar y socialmente. Luego una segunda etapa de cuestionar estos conceptos, es decir, pensar en las causas que provocan la desigualdad de géneros y la violencia consiguiente”, dijo Antonio Franco, subsecretario de Niñas, Niños y Adolescentes en Conflicto con la Ley Penal.

Franco indicó que esta actividad “es una primera e incipiente instancia” para introducir la perspectiva de género en la propuesta integral de formación. Y agregó: “Hoy estamos realzando el valor de este primer paso”.

Soledad Naya, una de las coordinadoras de las educadoras que acompañan diariamente a los adolescentes alojados en el Complejo, resaltó la escucha activa y buena predisposición de los chicos en tratar la temática. “Pudieron cuestionar, preguntar y sobretodo, estar atentos a todo lo que se decía, relacionaban con lo que ellos podían observar en la vida diaria en sus barrios”, apuntó.

Los adolescentes pudieron discutir si algunos trabajos tradicionalmente asignados a los hombres como la albañilería, podía también desarrollarlo una mujer. “Tal vez le lleve más tiempo pero también lo puede hacer”, opinó uno de los chicos. Pudieron observar que las mujeres tienen muchas veces que adecuar su vestimenta, si no son juzgadas, a lo que ellos también relacionaron con tener muchas veces que cambiar su apariencia para ser socialmente aceptados.

Naya señala que esta primera actividad en el marco de los 16 días de activismo, fue importante para escuchar sus voces y dar pie a la implementación de un proyecto sobre masculinidades a trabajar con los adolescentes que se encuentran alojados en el Complejo.

Tratar la masculinidad, según explicó la coordinadora, “es poder deconstruir y reconstruir la representación de ser hombre, ver otras formas de serlo que no se identifican con la agresividad, la exposición al riesgo, el ser proveedor familiar, y el ocultamiento de las emociones”.

El proyecto “Deconstruyendo Masculinidades” surge a partir del cursado de varias educadoras de la Diplomatura de Acompañantes Comunitarios/as contra las Violencias de Género dictado por el Ministerio de la Mujer. Fue un proyecto conjunto pensando para los adolescentes varones en contextos de encierro, en el marco del trabajo final de la Diplomatura.

Al igual que los adolescentes alojados en el Centro Socioeductivo Horizonte – aprovechando la Mesa de Participación Juvenil que realizan cada quince días, compartieron con el subsecretario  Antonio Franco, los directivos del Centro, personal de seguridad,  de salud y socioeducadoras, el intercambio sobre género y violencias-, las chicas del Centro Socioeducativo para Mujeres Adolescentes (CeSAM), también pudieron tener una jornada con diferentes actores, lo que fortaleció la reflexión sobre sus experiencias.

Las chicas cerraron la jornada produciendo, junto al personal que las acompaña, mariposas de manera anónima con un mensaje para aquellas mujeres que se encuentran atravesando situaciones de violencia de género. “No te quedes callada, las mujeres merecemos ser escuchadas”, decía una de las mariposas verdes, y otra reafirmaba: “No permitas que nadie te haga sentir mal”.