“La integración escolar es un valor para cambiar la escuela”

Miguel López Melero

La integración escolar de estudiantes con necesidades educativas especiales (NEE) es uno de los temas más debatidos en este último tiempo en el campo de educativo y pone en evidencia un importante avance social tendiente al logro del derecho a recibir educación en el ámbito de la escolaridad común, sosteniendo los principios de igualdad de oportunidades y equidad.

Esta estrategia tiene sus orígenes en los movimientos sociales de los años 60 y su sustento ideológico en el Principio de Normalización el cual no busca igualar a la persona con discapacidad a lo normal, sino garantizarle el acceso y participación comunitaria, modificando el contexto para lograr su integración.

A lo largo del tiempo se presentaron diferentes discursos sobre las personas portadoras de una discapacidad; términos como impedido, minusválido, discapacitado, personas con necesidades educativas especiales, se utilizaban de acuerdo a la ideología o enfoque imperante: modelo médico, psicológico, pedagógico, ecológico.

De la misma manera  fueron apareciendo otros términos para  nominar a  grupos que funcionan en los bordes o fuera de la cultura dominante, tal es el caso de los excluidos por diferencias raciales, religiosas, de género, sexuales, políticas, cognitivas o por hacer uso de una lengua diferente a la oficial. En este sentido, la integración escolar es más bien un movimiento que surge desde el ámbito de la educación especial, mientras que la inclusión escolar, es un concepto más amplio, está relacionado con la educación en general e implica que todos los niños/as y jóvenes de una determinada comunidad aprendan juntos.

Hace más de 20 años que este Equipo interdisciplinario viene desarrollando acciones  de intervención con diferentes actores de las instituciones educativas de la provincia de Córdoba. La estrategia de abordaje siempre estuvo ligada a   generar un espacio para revisar y repensar con el otro,  cómo la escuela  puede  acoger a los estudiantes con NEE.

Cuando un niño/a o joven con necesidades educativas especiales llega a la escuela común, por lo general, se instala una sensación de incertidumbre. Irrumpe mostrando sus fracturas, cuyos síntomas más frecuentes son la angustia de los docentes, los conflictos vinculares, la actualización de situaciones pasadas, cuestionamientos, dudas, interrogantes, revisiones de sus prácticas, etc.

López Melero dice que “la integración es un valor para cambiar la escuela”, y es en cierto modo así, porque hace tambalear a la escuela, o  como dice Jorge Larrosa “hace perder el pie” del docente ya que aparecen expresiones como “no sabemos que hacer”, “no fuimos preparadas para esto”. Los estudiantes con necesidades eductivas especiales plantean un desafío y ponen a circular lo que sucede con otros estudiantes, situación que lleva a reflexionar y repensar sobre los diferentes aspectos de la vida institucional.

Tanto la estructura organizativa como cultural de la escuela se interpela, se cuestiona y moviliza para pensar en los ajustes, modificaciones y cambios para atender no solamente   las necesidades puntuales de este estudiante en particular , sino también la de otros, los que  tienen en su haber, una historia de fracasos y exclusiones.

Con la integración de un estudiante con necesidades educativas especiales a la escuela común, se abren nuevas posibilidades para que otros estudiantes se beneficien, facilitando el pasaje de lo homogéneo a lo diverso, de la exclusión a la inclusión.

El artículo siete de la Declaración de Salamanca del 10 de junio de 1994 promulgada con motivo de la Conferencia Mundial sobre Necesidades Educativas Especiales, afirma que:

«El principio fundamental que rige las escuelas integradoras es que todos los niños deben aprender juntos, siempre que sea posible, haciendo caso omiso de sus dificultades y diferencias. Las escuelas integradoras deben reconocer las diferentes necesidades de sus estudiantes y responder a ellas […]»

Si se trabaja desde este marco educativo cada estudiante tendrá un lugar, desde el respeto de sus diferencias, no para cambiarlas o eliminarlas, sino para reconocerlas como un valor propio de lo humano.

Los niños/as y jóvenes con necesidades educativas especiales son el pretexto para repensar la  escuela, con miras a una escuela inclusiva, en donde todos  queden comprendidos en una propuesta curricular abierta y flexible, que facilite el progreso en los procesos de aprendizaje de todos y cada uno de ellos, tendiendo a formar ciudadanos independientes, creativos y con proyectos de vida propios, en la construcción de una sociedad más democrática, justa y humana.

Profesionales que integran el programa

El Equipo Técnico que pertenece al Programa “Integración Escolar y Diversidad” depende de la Dirección de Planeamiento e Información Educativa de la Subsecretaría de Promoción de Igualdad y Calidad Educativa
Trabajar con la integración e inclusión de niños/as, adolescentes y jóvenes con necesidades educativas especiales (NEE) a la escuela común implica un proceso que requiere de la interdisciplinariedad ya que para comprender los problemas complejos que muchas veces se asocian a la discapacidad es necesario un abordaje donde se complementen diferentes enfoques superando los encuadres fragmentarios o centrados en una sola mirada.
Es por esto que el equipo integra en su hacer a profesionales de las áreas de Psicología, Ciencias de la Educación, Psicopedagogía, Psicomotricidad y Trabajo Social:

Referente: Lic. y Prof. Patricia Balistreri

Equipo Técnico:

Lic. y Psim. Gabriela Echenique
Lic. y Prof. Susana Ramello
Lic. Isabel Ferreyra
Lic. Gabriela Reale
Lic. Mónica Juárez
Prof. Laura Sosa
Lic. Marina Garnero
Psim. María Daniela Sormani
Lic. Claudia Murúa
Lic. Liliana Trozzi
Lic. Ivonne Peirone
Lic. Angélica Vera
Lic. Silvia Iñiguez

Información para contactarnos

Sede de la Referente y Equipo Técnico:
Subsecretaría de Estado de Promoción de Igualdad y Calidad Educativa
Santa Rosa 751. 1º piso.
Teléfono: (0351) 433-1676 – 446-2400 int. 1010