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Semana de Mayo

La Revolución de Mayo de 1810 fue el primer paso decisivo hacia la independencia de Argentina y el inicio de un proceso de cambio político y social.

La caída de la monarquía en España tras la invasión de Napoleón llevó a la formación, en Buenos Aires,  de la Primera Junta de Gobierno y el establecimiento del primer gobierno patrio.

En estos días, los argentinos conmemoramos el anhelo de un pueblo que decidió tomar las riendas de su propia historia y el despertar de nuestra conciencia nacional.

¡¡Viva la Patria!!

Córdoba, la contrarrevolucionaria

En el contexto de los acontecimientos de la Revolución de Mayo, Córdoba se erigió como un bastión de resistencia contra el cambio.

Mientras las ideas de libertad y autonomía resonaban en Buenos Aires, Córdoba se convirtió en un símbolo de la contrarrevolución, donde los leales al virreinato luchaban por mantener el orden colonial.

El foco insurgente concluyó con el fusilamiento de sus principales impulsores en Cabeza de Tigre, cerca de Alta Gracia: Santiago de Liniers, Juan Gutiérrez de la Concha, Victorino Rodríguez, Santiago Allende y Joaquín Moreno. Rodrigo Antonio de Orellana no fue ajusticiado por su condición de obispo.

Superada la conmoción inicial y a medida que se conocían mejor las altas miras de la revolución, los cordobeses se fueron sumando a la causa independentista.

Hicieron historia en Córdoba

En los comienzos, Córdoba se mostró reticente a plegarse a  las ideas de la revolución. Por entonces, era colonial y todavía pesaba la corona española.

La jerarquía eclesiástica, la clase política y una burguesía elitista se opuso a los vientos de cambio que soplaban desde Buenos Aires, con ideas de libertad, república y esperanza. 

No obstante, hubo figuras trascendentales de nuestra historia provincial que sentaron las bases de una posterior adhesión de Córdoba a la Primera Junta de Gobierno Patrio.

Deán Gregorio Funes: Junto a su hermano Ambrosio, fue un férreo defensor de las ideas revolucionarias. Su formación académica le proporcionó una nueva concepción política que lo llevaría a convertirse en uno de los defensores de la segregación del Virreinato del Río de la Plata y a liderar parte de los conflictos políticos de la primera década revolucionaria.

– Juan Bautista Bustos: Participó activamente en la revolución, siendo uno de los principales exponentes del naciente federalismo. Alentó a la Primera Junta de Gobierno en una provincia que se negó, en principio, a apoyarla. Años más tarde, fue elegido como primer gobernador de Córdoba.

Juan José Castelli: Aunque nacido en Buenos Aires, cursó estudios en el Colegio Montserrat. Mariano Moreno le encargó la represión de la contrarrevolución en Córdoba, y no le tembló el pulso a la hora de ordenar la ejecución de Santiago de Liniers -junto a otras figuras de la contrarrevolución- a fines de agosto de 1810.

– Juan Gutiérrez de la Concha: Militar español que fue gobernador de Córdoba durante la revolución. Murió fusilado por orden de la Primera Junta por su lealtad a la monarquía española.

Santiago de Liniers: Héroe durante las Invasiones Inglesas, llegó a ser nombrado virrey hasta que decidió trasladarse a su finca en Alta Gracia. En Córdoba, encabezó las fuerzas de resistencia a la revolución. Fue fusilado en Cabeza de Tigre (Córdoba) por orden de la Primera Junta, el 26 de agosto de 1810.

– Victorino Rodríguez: Fue fusilado, junto a Liniers y Gutiérrez de la Concha, el 26 de agosto de 1810. Fue asesor legal del gobernador Juan Gutiérrez de la Concha y también colaboró en la formación de las fuerzas militares que comandó Liniers. 

La Córdoba de 1810

En aquella época, en Córdoba vivían, aproximadamente, 8.500 personas, mientras que en la provincia, la población alcanzaba los 71.724 habitantes, según el censo que se realizó en 1813.

La población era fundamentalmente femenina (61%). El número de hombres (39%) era significativamente menor debido al reclutamiento de los ejércitos, entre otras razones.

En el censo, se distinguían características sociales -si era esclavo o libre-; de origen –español, criollo-; o de color de piel –indio, pardo. Así, en la ciudad predominaban las castas y los esclavos; y en la zona rural eran más frecuentes los blancos

La ciudad

 

En el plano de Córdoba se contaban 72 manzanas y, administrativamente, la ciudad estaba dividida en 12 cuarteles. 

Los edificios destacados eran la Plaza San Martín, el Cabildo y la Catedral. También una gran cantidad de iglesias y el Colegio Máximo, hoy Universidad Nacional.

El interior provincial se dividía en curatos, pagos y capillas

Actividad económica

 

Los cordobeses vivían principalmente del comercio, ya que la región era paso obligado para quienes viajaban desde poblaciones del virreinato del Perú hacia el puerto de Buenos Aires. Lo ejercían los varones españoles y los libres.

Los esclavos varones, por su parte, se dedicaban a oficios como zapateros, sirvientes y, en menor cantidad, sastres, albañiles, peones y labradores.

Las mujeres, en su mayoría, eran costureras.

Tradiciones gastronómicas