Este ejercicio de respiración sirve para aliviar la tensión acumulada del día a día ya que crea una sensación de paz y tranquilidad. A través de escuchar tu propia voz y de percibir las vibraciones generadas por tus cuerdas vocales, lográs una conexión única con tu cuerpo y podés observar las sensaciones que van surgiendo para encauzarlas y liberarlas.

Preparación:

1. Buscá un lugar tranquilo y apartado donde sientas comodidad.
2. Sentate en una silla de manera que los pies queden apoyados en el suelo y las manos relajadas sobre las piernas, la mirada al frente.

Ejercicio:

1. Cerrá los ojos y comenzá a respirar pausadamente por nariz. Si es necesario, podés hacer de 2 a 3 respiraciones profundas que te ayudarán a centrarte.
2. Comenzá el ejercicio tomando una respiración profunda por nariz.
3. Exhala diciendo la letra “A” de manera lenta y controlada haciendo que la exhalación sea mucho más prolongada que la inhalación. Procurar vaciar los pulmones con una contracción abdominal al final.
4. Inhalá profundo por nariz nuevamente y repetí la exhalación anterior. Continuá respirando de este modo durante unos minutos.
5. Normalizá la respiración y quedate un momento observando si algo cambió, que sensación te dejó este ejercicio.

Recordá:

• Primero, poné atención en la escucha de tu voz: el tono, el volumen, si tu voz fluye o se entrecorta, si tiene altibajos o cualquier otro detalle que descubras. No juzgues cómo te sale, simplemente observá.
• Segundo, prestá atención en la vibración que producen tus cuerdas vocales al emitir sonido. Nuestro cuerpo es una caja de resonancia y pocas veces percibimos ese detalle, fijate en qué otras partes de tu cuerpo podés sentir esa vibración.
• ¡Disfrutá!

Este tipo de ejercicios, junto a otros de movilidad, se realizan como pausas activas en los edificios adheridos al programa Entorno Laboral Saludable. ¡Consultá en tu repartición si se llevan a cabo allí y qué días!