Cuando llegan las altas temperaturas, la primera recomendación que nos suelen hacer es que cuidemos nuestra hidratación.

Así, se sugiere beber al menos ocho vasos de agua potable (esto es, dos litros de agua), sin esperar a tener sed y probar, para quienes no son muy propensos a hidratase, beber licuados o aguas saborizadas naturalmente con frutas.

De la misma manera, se desaconseja hacer actividad física en las horas centrales del día y se recomienda, en caso de realizar ejercicio, hacerlo de manera moderada y tomar líquido antes, durante y después de la práctica, ya que se produce la eliminación de agua y sales minerales.

Sin embargo, pocos saben que la alimentación también ayuda a evitar los riesgos que produce no consumir la cantidad recomendada de líquido (deshidratación, mareos, fatiga, insomnio, estreñimiento, infecciones urinarias, dolor de cabeza).

Algunos alimentos tienen un altísimo porcentaje de agua en su composición nutricional: probá a sumar frutas como la sandía, el melón, la naranja, pera, manzana, kiwi o frutillas y verduras como el pepino, el tomate, la espinaca, acelga, lechuga, rúcula, entre otras verduras de hoja, para cuidarte cuando llega el calor.