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PROGRAMA ENTORNO LABORAL SALUDABLE

Ejercicios de respiración

Pausa activa de respiración III

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Bienvenida/o a esta práctica guiada, donde vamos a explorar la respiración profunda (diafragmática/abdominal), y sus beneficios. Antes de comenzar, te compartimos este artículo donde encontrás más información para profundizar en la temática.

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Te invitamos a que registres como está tu cuerpo, que estás experimentando, como está tu respiración, la frecuencia cardíaca, si hay tensión muscular. Tomate un momento para notar cómo te sentís. Observá tu cuerpo y mente. ¿Sentís alguna señal de estrés? Si es así, esta práctica te ayudará a relajarte y a reducir estos síntomas. La respiración profunda puede ser una herramienta efectiva para calmar el sistema nervioso, mejorar la oxigenación y calmar el cuerpo y la mente.

La respiración superficial (torácica) puede estar asociada con el estrés y la ansiedad, por lo que es importante practicar la respiración profunda para contrarrestar estos efectos.

Comencemos con la respiración profunda, también conocida como respiración abdominal o diafragmática.

 – Sentate con la columna erguida, manteniendo los pies en el suelo, apoyá las manos sobre las piernas. Relajá hombros y cuello, cerrá los ojos.

 – Relajá los párpados y el entrecejo, no aprietes la mandíbula, separá ligeramente los dientes.

– Comenzá a inhalar y exhalar suavemente por nariz, de a poco. Con cada respiración disminuí lentamente el ritmo.

– Sentí como fluye naturalmente la respiración. Se vuelve más suave y lenta. Prestá atención a tu ritmo.

– Ahora colocá una mano sobre tu abdomen, a la altura del ombligo y la otra mano sobre tu pecho.

– Comenzá a inhalar profundamente por nariz llevando el aire hacia la parte más baja de los pulmones, permitiendo que el abdomen se expanda y empuje tu mano hacia afuera. Intentá mantener el pecho quieto, sentí cómo el abdomen regresa a la posición inicial en cada exhalación. 

 – Continúa respirando así, hinchando y deshinchando el abdomen. Sentí como tu mano se mueve al ritmo de la respiración.

– Volvé a inhalar profundo por nariz…exhalá. Una vez más… Inhalá …y exhalá …

– Disfrutá la sensación de calma que siente el cuerpo al respirar más lentamente. Conectá con este momento para vos misma/o.
Tomate unos segundos para observar como sentís tu cuerpo.

– Normalizá la respiración, volvé a apoyar las manos sobre tus piernas.

– Tomá una respiración profunda y exhalá por boca. Una vez más inhalá y soltá toda la tensión del cuerpo al exhalar.

– De a poco volvé a conectar con el momento presente, comenzá a moverte, y cuando te sientas preparada/o abrí lentamente los ojos.

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